martes, 15 de enero de 2013

Todo lo que sé y aprendí.


(Un parráfo largo, vueltero)

Tengan ustedes libre y bienvenido acceso a la parrilla de todo lo que sé y aprendí durante estos años, pongan carbón, papel de diario, maderitas, que pronto se quemará la sabiduría que de nada sirve, el libro es y siempre fue un apoya vasos, los que gustan de beber, y más si la bebida es vino, hacen literatura vitivinícola, se bajan una botella y es como si se leyeran una novela entera, y qué tal si te digo que el asador soy yo, qué tal si te digo que no me aplaudan porque soy sordo, prefiero ceder mi aplauso a un cazador, qué tal si felicitan la puntería de un boludo envuelto en escopeta que ni siquiera se queda con la presa porque la ofrenda a su jefe y dicen ¡¡un aplauso para el cazador!! disculpen si me repito es que el fuego es algo repetitivo cuando se propaga, tengan ustedes libre y bienvenido acceso a la parrilla de todo lo que sé y aprendí durante estos años, lo estamos logrando, nuestros rostros están siendo iluminados por el fuego que ya tiene cazados viejos exámenes y resúmenes y fotocopias, pero si se incendia más de la cuenta es que también se incendia el mozo y el gerente y los menúes y las reservas y la puerta del restaurant, y ahora quién podrá defendernos de este chiste malo, el chapulín colorado, no? pero dónde está, dónde estás chapulín, exigimos tu aparición, ahí estás, pero qué te pasó, no más colorado, estás empetrolado, estás negrito, negro chapulín, vos no defendés a nadie así, sepan que manotazo de abogado no defiende ni una pierna,  universidad lo que se dice universidad es la conversación de cada día con el chofer que te lleva hasta tu trabajo, acordáte de eso, acordáte que mejor es comer una bondiola al paso que todos los autores que leí, que todos los capítulos embole que me tragué en una sola tarde, que te presto mi edición que es mejor, que me va a ir re mal porque no estudié nada, mejor que todo eso es comerse la bondiola entre panes con ají verde, ají rojo y chimi, y con todos esos condimentos picantes no me arde la lengua al decir que nadie se salva de un permanente contaminar la verdadera vocación con sueldos infelices, hay horarios para el bocado, hay que avisar que voy al baño, hay control desmesurado, hay almuerzos transmitidos desde el escritorio y puteadas lanzadas desde el inodoro hacia el mundo, hay callares para pedir permiso y aumento porque hay miedo, y el miedo se constata cuando decimos "si sobró pastel de papas de ayer a hoy no me lo cuentes, no quiero saber, o que se lo coma otro, yo voy a cenar alguna otra cosa, ya veré, no te hagas problema". 

(Síntesis o lo que quería decir era esto)

Tengan ustedes libre, bienvenido y (se agrega) agotador acceso a una juventud mal paga con trabajos de llegar tarde a casa. 

1 comentario: