domingo, 11 de mayo de 2014

yo no sé decir que estoy cansado en el momento en que estoy cansado


yo no sé
decir que estoy cansado
en el momento en que estoy cansado
y a todo esto,
mi nombre es Paul.

ahora por ejemplo
yo podría dormirme encima de lo que están diciendo,
yo podría roncar encima de una playlist que alguien programó 
y que suena sobre una atmósfera más de charla que de baile, 
yo podría pararme y dejarle un lugar al excitado personaje 
que acaba de llegar recién con dos vinos en una bolsa de supermercado
y una buena cantidad de anécdotas para gritar,
pero en vez de decir me muero de sueño, 
en vez de abrir mi cansancio, me prohíbo hablar del sueño 
que achina mi mirada y me hundo más en el sillón,
porque yo no sé decir que estoy cansado,
y es porque yo no sé decir que estoy cansado
que en reuniones, juntadas y fiestas como éstas,
aporto mi opinión a base de bostezos,
y siempre que me voy último
espero una felicitación,
sin embargo, para el último que se queda
nunca hay premio.
¿entonces para qué me quedé?
es de día, 
ahí viene mi colectivo,
y pienso con acento en la o
uno puede ser joven y tener sueñó
no es de viejo extrañar la cama de unó,
¿o nó?
me subí,  hola chofer
de qué me sirve poder elegir un asiento a esta hora
ir a los pedos a las ocho de la mañana un domingo
si ni puedo abrir los ojos.

Paul, ¿Saliste el sábado?
Sí. Me quedé hundido en un sillón
contando nada de mí ni escuchando nada de los otros
acumulando olor a fiesta en mi campera
solamente para ser el último en irme
pero antes colaborar con el dueño de casa
y tirar unos segundos desodorante de ambientes
sobre un quilombo del que ni siquiera fui parte
porque, ya te digo, me quedé hundido en el sillón.

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