lunes, 23 de marzo de 2020

UN CHAT DE DARNOS FUERZAS, POEMA LARGO SOBRE DIAS LARGOS


Una amiga que adoro dice
esto que está pasando
nos va a hacer replantear dónde
queremos pasar nuestros días,
lo dice en un grupo de chat
de amigas sensibles
que no paramos de decirnos
te amo cada dos por tres,
se nota
que es un chat de darnos fuerzas
porque besos y helicópteros
sobrevuelan nuestra espera
y no hay mucho por hacer,
porque varados en la antesala
del desenlace,
por momentos bien,
por momentos mal,
por momentos ahí,
sin entender hasta cuándo,
cómo aprovechar
este nuevo silencio,
o cuántos hobbies desparramar
en simultáneo en el nido,
así sorteamos el adentro.
No apesta la peste
más lo que verdaderamente apesta
es la desobediencia,
si desobedecés no me gustas más.
Un pimiento amarillo cortado en cuadraditos
rehogado en el ahogo.
Eso voy a cenar y algunas cosas más
que voy a poner en el plato esta noche
¿No sabías que ahora el alimento se improvisa?
Tengo tres platos en mi alacena
pero soy una en casa.
Que mi precaria vajilla
no te importe y confunda,
te lo pido por favor.
Después de cenar
no me voy a bañar
porque no tengo que ir a ningún lado.
Hay problemas peores
que irme a dormir bien sucia
sino me creen
asómense por su ventana
si es que son dueños o rentan una.
Y los relojes nos enjaulan
mucho más que nuestras dudas
y los relojes nos reprochan algo más
que las horas
y las horas son un dato tonto
en comparación
con las obligaciones sin tiempo
que se nos vienen encima,
y en el chat de darnos fuerzas
lo incierto es duro de vivir
nos decimos con la video-voz
de la tragedia
y nos recomendamos
no contar el tiempo
porque ya no lo necesitamos,
de verdad,
ya no es necesario.
Hoy se trata de hacerle caso
a un cráter invisible
que nos dio la penitencia
que no nos animábamos a darnos
mucho antes de que todo esto suceda.
Es que a todos nos preocupa
quedarnos para siempre
como única opción
con la imaginación techada
y cavar y cavar
en el recuerdo
de viejos tocares.
Entonces pienso que la preocupación
quizás sea el ocio de los encerrados,
aunque más me inquieta lo siguiente:
¿hay posibilidad de ocio
cuando ando preocupada?
Ahora voy a intentar ver el cielo
que es el tuyo
el tuyo
el tuyo
y el tuyo también.

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