domingo, 11 de septiembre de 2011

para vos





Dejá de hablar, ya te escuché, soy capaz de concretarte el silencio con un susto y se acabó. Un susto llamado telefónico. 911. Policía, sí.  Te tiro mierda porque ya no te puedo tirar un beso. Está bien, no voy a llamar a la policía, te voy a ayudar a escapar. Te hago piecito, no me lo pidas más, pero por favor sacate las zapatillas que recién pisaste caca.  y  Te hago la sopa antes de saltar la medianera. Vos sabés cómo me gustan las metáforas y sé como las odiás. Pero pensaba, no? Pensaba Qué feo que alguien te diga vos sos como la sopa, no te quiero tomar. Qué humillante. Sopa quenchi y horrible y recalentada. Correr el plato. Rechazarlo. Pedirle al mozo que se lo lleve. Pero no hay mozo. Y si yo fuera mozo no me pienso llevar el plato. Lo dejo hasta que te tomes la sopa. Saltá la medianera con algo en la panza. 


Te conocí ladrón un día que entraste a donde yo estaba. Miraste a tu alrededor y te preguntaste en silencio, ¿quién es la piba más insegura de todo este lugar? Habías robado seguridad de un supermercado y viniste derecho a mi mesa a darme toda esa seguridad que habías robado. Tu primer piropo de ladrón. Después vinieron más, y más piropos, más robos y pasaron los meses y me empezaste a dar amor que eso creo que no lo conseguías de ningún lugar, te salía, como a mí.


Me hiciste sentir tan bien...


Elijo precipicio en vez de colchón, te elijo lejos en vez de tenerte, me elegís lejos en vez de tenerme, es mutuo, tampoco la pavada de vos vos vos decidiste ponerle fin, vos también decidiste che, bueno, a cuánto me lo dejás, preciso un descuento, precipicio un descuento, cuanto es? negociás? te cuento pedí bife, siesta y helado. Vino la cuenta... y  qué querés que te diga, el bife y el helado no me importan pero la siesta sin vos me resulta demasiado cara, mirar desde muy alto no me hace nada, pero mirar sin tus ojos me vuelve un poco ciega,  


No llamé a la policía, te hice piecito, te ayudé a escapar, ehhh!!! me escuchás? caíste bien? ¿qué hay del otro lado de la medianera? si no me contestás es porque seguro te estás chamuyando a una vecina de mi edad y le estarás diciendo que sos jardinero y que la vas a regar toda. Qué flashera que soy! por favor, qué flashera que fui mientras estuvimos y espero no ser pero la veo compli, uno no cambia fácil. Por ahí del otro lado de la medianera hay una parejita de ancianos que toman mate y cuidan a su perro. Ojo que quizás te gusta la anciana, quizás te atraen sus arrugas, sus tetas caídas, su joroba, su colonia, qué flashera que soy, que fui y espero no ser porque no se puede vivir así. No llamé a la policia, te hice piecito, te ayudé a escapar, ehhh!!! me escuchás? caíste bien? ¿qué hay del otro lado de la medianera? 


Es lógico el silencio. Hay que cortar. Hay que dejar vivir del otro lado de la medianera. Alguien tiene que hablar sin parar y alguien se tiene que quedar callado. Decisiones. Posturas. Todas respetables. Bueno, a veces no respeto la tuya. El que se la pasa hablando en algún momento va a entender que si recibe silencio, silencio habrá que hacer.


Solo me queda algo que odio pero a la vez me alegra  poder tener, sabés, solo me queda esa posibilidad patética de extrañarte, esa posibilidad que seguro voy a usar cada tanto, como ese buzo cortado de entrecasa, como ese par de medias rotas y agujeros tamaño dedo gordo que nunca tiro por las dudas que el piyama de invierno no me alcance para no temblar. Esa posibililidad me queda, que es libre y gratituta, posibilidad de extrañarte cuando me cague bien de frío.

3 comentarios:

  1. Excelente!! Aplausos por favor!!!


    Saludos!


    Atte:

    Pablo Terrible

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  2. gracias pablo terrible! como casi nadie me lo lee el blog quiero conocer cómo llegaste hasta acá! gracias! un beso grande y en rato paso por tu blog a ver cuerpo que escribe =)

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  3. Papeles Blancos.

    Una muy grata sorpresa!


    Muy Bueno! Terrible !!


    Saludos!!

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