miércoles, 30 de mayo de 2012
en los besos de mis viejos
mis viejos no fueron pioneros de nada,
ni siquiera de esos besos falsos
que se daban delante de todos
en las cenas familiares.
mis viejos nunca se deberían haber conocido
pero ahí está el problema
yo quería nacer
yo hoy estoy contenta de estar acá
agradecida
pero sin ellos hubiera sido imposible
y ahí fue el problema:
que se conocieron.
mi hermano no sé si tenía tantas ganas de nacer como yo
pero también se dio cuenta
que en los besos de mis viejos
siempre hubo una barrera invisible,
un pequeño asco permitido,
una mordida de cocodrilo que nada tenía que ver con la pasión,
una bocina que preludiaba un choque.
todos nos dimos cuenta que en vez de ganas de besarse todo el tiempo
se deseaban mutuamente la caída de alguna lámpara sobre la cabeza
se querían empujar de un auto en movimiento,
se querían pinchar con un tenedor,
y en esas cenas todos eramos tenedores
de una sensación que nos acuchillaba la
posibilidad de terminar un rico postre en paz.
creo que mi vieja quería naturalizarlo todo conmigo,
una vez salimos a correr las dos,
cosa que nunca
y me dijo
"decí que me autocontrolo"
"¿en qué te autocontrolás?
no estuve bien en querer saber más pero supe más
"digo, que decí que me autocontrolo y todavía no hice lo de la almohada de tu padre"
"¿qué cosa?"
"sacarle el relleno de plumas y ponerle vidrio"
yo creo que fue legímita pero insalubre la decisión de obsequiar públicamente
unas muestras del poco amor que les quedaba
aunque en casa se mataran,
no se querían en sepia, ni en blanco, ni en negro,
mientras tanto volaban bolsas de consorcio por el balcón,
y otras tantas por las escaleras.
hubo un momento de mi adolescencia en que si me preguntabas si estaba todo bien en mi casa, si mis viejos se querían, si comíamos todos juntos a la noche, si no había portazos demoníacos, si les dábamos paz a los vecinos, si las vacaciones las planeábamos muchos meses de antemano, si andábamos todos de la mano y diciéndonos cosas lindas,
si me preguntabas todo eso BUSCANDO QUE YO TE RESPONDIERA QUE ERAMOS LA FAMILIA PERFECTA, yo miraba al horizonte y hacía silencio como si estuviera por cantar el himno nacional, y de esa manera, simulaba que te estaba invitando a respetar a tu país y así zafaba de responder.
finalmente se separaron como era de esperarse.
por suerte mi vieja no alcanzó a concretar su plan
el de la almohada de vidrio.
mis viejos no fueron pioneros de nada menos yo al decir ahora que
el primer mueble que se va con uno después de una separación
es la soledad, es el mueble más grande y horrible de todos
que sí o sí hay que ubicar en un rincón de tu casa
hasta que el flete se encargue de traer todo lo demás.
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