miércoles, 30 de mayo de 2012

Un discurso



No siempre el pintor se divierte con el pincel, no siempre el niño se desvive por un tobogán empinado, no siempre el empleado quiere que lo saque a bailar su jefe, en realidad lo que quiero decir es que no siempre la fábrica es boliche.

La falta de respuestas lleva a la desconfianza.  
La desconfianza desemboca en huelga.

No queremos joder a nadie pero hoy la huelga se hace o se hace. Habrá, sepan, cese de actividades por eso le recomiendo señor que se cebe un mate o cébese una actividad para ocupar su tiempo. 

Somos especialistas en ayunar los billetes que nunca tocaremos porque nuestro sueldo solo nos alcanza para hacer un banquete de quejas, porque nuestro fin de mes es lo más parecido en desolación a una boletería de teatro, vacía.

Somos rebeldes porque subimos el volumen de la tele justo 
cuando nos cuentan la buena noticia, pero  hay que tener cuidado porque la buena noticia de ellos  puede ser pésima para nosotros.

Somos especialistas en averiguar qué palabras llevan carozo 
y qué aceitunas fuera del frasco y de la pizza nos quieren decir algo.

Estamos de huelga, sí, y en los próximos días ya nos habremos reunido varias veces con los compañeros y habremos entendido cómo es posible soldar exigencias a nuestras bocas debutantes en el grito peleador.

Estamos de huelga porque alguien de nosotros dijo
“¡¿NO SE DAN CUENTA? LA PIÑATA ESTÁ MUY ALTA, NO LLEGAMOS NI QUE FUERAMOS BASQUETBOLISTAS, NOS ENCESTARON UNA PATADA EN EL CULO EL DÍA QUE NOS ENANARON DE LAS GANANCIAS. ¿HAY ALGO PEOR QUE NO CAIGAN LOS DULCES DE LA PIÑATA? SI, HAY ALGO PEOR
QUE NO PODAMOS SIQUIERA EJERCER DE ALFILER PARA ROMPERLA,
QUE LA PIÑATA QUEDE INTACTA PORQUE ESTÁ MUY ALTA Y LOS DULCES QUEDEN AHÍ ENCERRADOS SIN GOLPEAR NUESTRA AMARGURA DE ROMPER TODO EN ESTA VIDA MENOS LA PUTA PIÑATA!”
  

Creemos que si alguna vez algo lindo cae en nuestras manos habrá gas pimienta para no poder ver nada de todo eso lindo que se nos viene encima. También creemos que el día que nos quedemos callados definitivamente nos depositarán en nuestra cuenta corriente un poco de silencio, luego patearán el cajero en busca del comprobante del depósito y se irán del banco riendo. 

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