voy a hablar de mis propiedades una sola vez y nunca más.

Tengo las puntas abiertas, las piernas cruzadas, mi piel esperando, mi mochila sin nada y la denuncia hecha en la comisaría de al lado.

Tengo mi calle inundada, tengo vendidas las rifas, tengo estafada a la gente, estofado de postre,

el estadio repleto y tengo la banda que ya me confesó no quiere tocar antes que vos.

Tengo un crimen vencido y un muerto de ahora, 
tengo el nutriente que falta, la pecera sin agua,

el changuito con poco y mi sueldo en el pasto,

Antes de tener el voto del pueblo y el pueblo en mis manos,

yo tenía arena en mis medias y miedo en mi almohada.

Vos podrás tener un caracol hermoso y de increíbles dimensiones

Pero yo en todos lados incluso adentro del subte soy capaz de escuchar el mar.

Vos tendrás mil diarios de ayer en el revistero de tu baño

Pero yo tengo un canillita viviendo en mi casa por el último temporal.

Hay quienes primero tienen las cinco estrellas y recién después piensan en el hotel,

Yo miré el cielo una noche y ahora tengo las cinco estrellas,
voy a pensar si realmente quiero y necesito el hotel.

Tengo un único despertador al que le creo la hora, tengo una sola canción que sé cantar bien, tengo un pozo que me abro para caer, tengo un paraguas que no abre y una lluvia que me cierra el paso, tengo un paso de baile que a nadie le sale, tengo un sale que algunos confunden con liquidación, tengo la preocupación de que te pongo un descuento de lo más atractivo y siguen sin comprarte, tengo un sillón presidencial que nunca va a estar calentito, tengo un asiento que no cedo, tengo aliento a no besar, tengo unos cuantos rulitos muy inflados como merchandising de mi vida ya, tengo un día que se presta para y una noche que se regala a.

Y es solo cuando me miro al espejo que veo que tengo las cejas despeinadas y peludas ahora me faltan otros rasgos de la Bertuccelli para parecerme a ella en su totalidad, mientras tanto cada noche le pregunto a mis vasos vacíos en qué rincón de mi futuro estará componiéndome canciones y componiéndome un beso,  mi querido y amado señor de la voz quebrada, Vicentico.