cabecitas para el horno,
hervirse de protestas,
bien crocante anda esa indignación,
la guerra es la matrícula
que se paga
para no perder la vacante
en este mundo donde
la paz está abierta
las veinticuatro horas,
o quizás cerrará al mediodía
para enchufarse una siesta
pero lo que sí es cierto es que
la tranquilidad viene
porque la paz ya está pedida
y podría estar llegando
en cualquier momento,
el chico de la moto la trae
entonces
no perdamos un minuto,
miremos por la ventana
que no nos anda el timbre,
porque aparte de la paz
el chico de la moto trae una
lista de espera para probar la vida,
otra lista de compras para posponer ahorro,
y una lista de aquí y ahoras para ahorrarse el posponer.
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