lunes, 12 de agosto de 2013

Familias






Familias que bailan  para no agarrarse de los pelos.


Familias que salen a comer afuera y piden muchos platos para compartir para que no salga tan caro.


Matrimonios que planean su separación en la góndola de los lácteos.
 



Un plan de separación, entero y descremado, que nunca se lleva a cabo.

Hijas que cuentan su embarazo
con la boca llena.

Hijas que no tienen yerno para presentar. 


Hermanos furiosos que vacían la panera.


Madres que se atragantan y mueren en el acto.

Tíos que matan el acto de ayudar porque no saben de primeros auxilios. Esos mismos tíos  se atragantarían si la noticia incumbiera a su propia hija pero es la hija de su hermana y no es lo mismo.


Hijas que necesitan ser creídas y muestran su test orinado.

Abuelas que en ningún momento de la cena usan su servilleta.

Camareros que renuncian luego de 25 años de servicio para probar suerte como actores.


Grisines que vuelan por el aire.

Padres, que al momento de la cuenta, se dan cuenta que olvidaron su tarjeta de crédito en un cajero.

Familias que,  luego de comer, se levantan de la mesa del restaurant y encaran para la salida, como ladrones, como miguitas, bailando.

Ex camareros que consiguieron insertarse en el mundillo actoral y próximamente debutarán en una obra de teatro haciendo de camareros.
Abuelos que pagarán, en efectivo, delante de sus hijas, el jardín de infantes de sus nietos.



"Cuando la gente se lleva comida a la boca, 
nada es capaz de distraerlos, 
ni siquiera la muerte.
Pagar los platos rotos
no es solamente poner guita
sino ver dónde carajo
servimos la comida
de esta noche."


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