miércoles, 30 de octubre de 2013

Push

 

 

eras el ahorro

que dormía boca arriba

en el colchón:

el juego era desearte

una pronta recuperación,

estaban las visitas que te importaban

y las que te daban igual,

(como los llamados de cumpleaños)

era el juego abrir los intrusos de par en par,

callar quién fue el médico más guapo

que haya entrado alguna vez aquí,

callar pero saberlo muy bien

luego dejar un caramelo ya chupado

de menta sobre tu cama

porque a veces no hay fuerza

que alcance para quitar el envoltorio de lo dulce

y cuando se te pegaba el caramelo al dedo

evacuar la habitación

como se evacúa un vivero

luego de admirar una flor desconocida

y pincharse con un cactus

sin haber averiguado precios

dejarte solo pues se venía la siesta,

aquellas horas que nos hacían temblar

y pensar que siempre es necesario

estar conforme

con lo último dicho al afiebrado.

 

de todas las siestas que hubieron

la más novedosa

te elegía y te cerraba

los ojos,

afuera,

nosotros,

poniéndole temor

al asunto de esperarte

y no pudiendo desmentir

que despertar es lo que nos pasa

cuando tenemos reales ganas de despertar,

el juego era decirte que eras una puerta

pero ocultarte

que el tire y el empuje

ya lo teníamos nosotros.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario