sábado, 26 de marzo de 2016
beso pimentón, guiño perejil
lo poco creíble de este origen,
lo encerrada que me siento en este río,
pataleando, naipes y camalotes, mojadas opiniones,
mayas enterizas para carnes explotadas pero tímidas,
desmayos enteros bajo este look sexy y pordiosero
adentro del agua, ahogándome un poco para vos,
mostrándote que puedo nadar
no muy bien, no muy lejos,
pero que puedo, puedo, puedo
hacerle frente a este chupón de río
que me tira para abajo, que me tira.
lo imperceptible de esta invitación
se constata en que estoy yo sola comiendo y bebiendo,
en un salón inmenso vestida para hacerle
luces, poses y caso
a un joven húmedo estudiante de fotografía
que limpia su cámara con soplidos que me calientan,
de souvenir un beso pimentón, un guiño perejil,
una lengua mesa dulce y un comino
lleno de piedras que no condimenta
ni conduce a ningún lugar.
yo ajo de todo para quererte pero no te das cuenta todo lo que ajo,
para tener este fortísimo aliento a cansada
de no recibir lo mismo que hace tiempo te fue dado.
tanto en el relato como en el retrato
a ella le duele la cabeza
a él le duele la muela
y es un poco triste que
en el compartir siempre algo duele
en el compartir lo que duele es compartir
los humanos somos así
unos reverendos raros
en la cama está servida la picada
salame, queso y aceituna
todo bien chiquitito
no dispongo de escarbadientes
irás con la mano, iremos con la mano, iremos,
para saborear la difícil fruta destinada a contarnos
si tenemos futuro también llamado aguante
o si esto se termina hoy
amarse es un devorar cochino de corazones
una inversión maldita de tiempo,
una picada abundante que termina pronto,
para que después, quién sabe, venga lo mejor.
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