que gritaría aun si no tuviera que
sobreponerme a nada.
A los gritos perdonarse.
A los gritos todo.
Sabio es el que grita
y corre en dirección contraria
al grito que dejó.
Hombres devueltos a las calles
Luego de subirse a la tragedia
De conocerse finitos y enfermos.
Hombres que parecen decir:
Estoy aquí para tomar un café diminuto
en este contigo recreo para contarte
graves sucesos
graves sucesos
que, por suerte, rozaron a otros.
Hombres que parecen decir
Y no dicen nada.
Hombres que padecen decir
Y dicen.
chifladas publicidades,
músicos que podrían hacer música con sus ruidos de adentro
en vez de insistir con un instrumento,
otro día, -no hoy- te presento a mi ciudad.
Morirás al ritmo diarreico
de un yogur caliente,
y carísimo,
bien de creyente
comerte lo que te dan,
esto te pasará,
esto te pasará, esto te
pasará, caos, caos,
morirás,
otro día, -no hoy- te presento a mi ciudad.
Yo disfruto sobreponerme a mi vida
con ingestas de chocolate
ni muy derretido ni muy frío
regalado por mí en vísperas de saldo negativo.
Lo dulce me disciplina.
Lo dulce me disciplina tanto
que puede romperme los dientes
sin avisar.
Mis millones duran segundos por eso nadie
se atreve a llamarme millonaria,
Soy rica en respiraciones completas
que no me sirven para una mierda
Inhalo, tiendo más a la pobreza,
Con delicadeza yo exhalo:
no me puedo relajar.
Me preguntan
de qué estoy hecha
bolsa, bosta, percha,
variadas maneras
de hablar del cansancio
cuando es físico y mental.
Mi ahorro del momento
consiste en seis manzanas
que forman un kilo
las voy a pelar a todas
voy a prender el horno y
próximo paso,
agasajarte con un fucking crumble
pero ahora estoy con mil cosas no puedo perdón
como todo en esta vida sé que si no activo
mañana puede pudrirse el kilo
Y la pasión del moho hará estragos
mi fortuna frutal.
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