1.
al borde del desencanto
ato mi actual vida
a un poste pegajoso
para saludar
a personas de mi cuadra
que hace mucho
no me veían
y quieren saber de mí.
a ellos yo los llamo
moribundos,
me odiarían
con razón
si conociesen
su apodo.
2.
hago con frecuencia
copias trémulas
de llaves chiquitas
y sigo con preocupación
ese consejo de sticker
que reza acompañar la puerta
para que cierre bien,
como si lo que estuviéramos
acompañando
fueran abuelos
a punto de partir
y no puertas de edificio
sin mantenimiento.
3.
las historias de vecindario
se encuadernan
a mi rostro
que a toda opinión
últimamente renuncia,
no sé bien por qué
ya no opino como antes
y sigo caminando
y decido entorpecer
la política iniciada
por los perros de este mundo
boicoteando
la promesa y la premisa
de ensuciar todo
sin cobardías
de último momento,
ensuciar
los lados más brillantes
los balcones más torcidos
los codos hidratados
de la realeza barrial
compuesta por
los moribundos
que quieren saber de mí.
4.
muy pronto colgarán
por todas partes
carteles de
libre circulación
de excrementos
e ideología,
yo los felicito
por haber
tardado
tanto.
5.
las puertas que acompañamos
con nuestro cuerpo
en su envejecido cerrar,
los ausentes de sus casas,
los presentes en los parques,
los dormidos en las ferias,
los besos superpuestos
o destruidos con barritas de avena
varían
de sábado
a domingo:
un día puede haber mucho
de una cosa
y al otro día
de esa misma cosa
poco, o nada.
6.
yo
si no te veo te creo muerto / si no te muevo pedime un empujón / si no te abrazo reclamá / si no te atajo te imagino perdido por ahí / si no te paro te siento sentado / si no te encuentro te voy a esperar / si no te espero me tuve que ir / si mi ausencia te encandila enojáte pero esforzáte por ver igual.
si no te amo:
me parece lógico.
me permito debatir.
habrá que esperar.
tranquilicémonos.
la cosa puede cambiar.
7.
el amor comparte el efecto de un vaso de gaseosa,
estamos inflados hace rato tomando burbujas,
¡qué mal que nos hace aceptar el vaso,
qué peor las burbujas!
(quiero comenzar a eructar
cuando estés cerca, también cuando te vayas).
así es como succionamos con dulzura
los intentos inconclusos
de ser de alguien
porque
es demasiada complejidad
o aburrimiento o no sé
ser de nosotros
ser para nosotros,
y existimos únicamente
para el azúcar
de la primera palabra
que pronuncia un corazón
cuando cree estar enamorado un sábado
y el domingo
bajo la ducha
bajo roja glicerina
bajo el éxtasis guerrero
de gotas de agua
que acarician azulejos,
descubre tipo 3 de la tarde que no, no lo está.
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