viernes, 13 de octubre de 2017

El efecto de un vaso de gaseosa.


1.

al borde del desencanto 
ato mi actual vida 
a un poste pegajoso
para saludar 
a personas de mi cuadra 
que hace mucho 
no me veían
y quieren saber de mí.
a ellos yo los llamo 
moribundos,
me odiarían 
con razón 
si conociesen
su apodo.

2.

hago con frecuencia
copias trémulas 
de llaves chiquitas
y sigo con preocupación
ese consejo de sticker
que reza acompañar la puerta
para que cierre bien,
como si lo que estuviéramos 
acompañando 
fueran abuelos
a punto de partir
y no puertas de edificio
sin mantenimiento.

3.

las historias de vecindario 
se encuadernan
a mi rostro
que a toda opinión 
últimamente renuncia,
no sé bien por qué
ya no opino como antes
y sigo caminando
y decido entorpecer
la política iniciada 
por los perros de este mundo  
boicoteando
la promesa y la premisa 
de ensuciar todo
sin cobardías
de último momento, 
ensuciar 
los lados más brillantes 
los balcones más torcidos
los codos hidratados 
de la realeza barrial
compuesta por
los moribundos
que quieren saber de mí.

4.

muy pronto colgarán 
por todas partes
carteles de 
libre circulación 
de excrementos 
e ideología,
yo los felicito
por haber
tardado 
tanto.

5.

las puertas que acompañamos 
con nuestro cuerpo
en su envejecido cerrar,
los ausentes de sus casas,
los presentes en los parques,
los dormidos en las ferias,
los besos superpuestos
o destruidos con barritas de avena
varían 
de sábado
a domingo:
un día puede haber mucho
de una cosa 
y al otro día
de esa misma cosa
poco, o nada.

6.

yo 
si no te veo te creo muerto / si no te muevo pedime un empujón / si no te abrazo reclamá /  si no te atajo te imagino perdido por ahí / si no te paro te siento sentado / si no te encuentro te voy a esperar / si no te espero me tuve que ir /  si mi ausencia te encandila enojáte pero esforzáte por ver igual.
si no te amo:
me parece lógico. 
me permito debatir.
habrá que esperar.
tranquilicémonos. 
la cosa puede cambiar.

7.

el amor comparte el efecto de un vaso de gaseosa,
estamos inflados hace rato tomando burbujas,
¡qué mal que nos hace aceptar el vaso,
qué peor las burbujas!
(quiero comenzar a eructar
cuando estés cerca, también cuando te vayas).
así es como succionamos con dulzura
los intentos inconclusos 
de ser de alguien 
porque 
es demasiada complejidad
o aburrimiento o no sé
ser de nosotros
ser para nosotros,
y existimos únicamente 
para el azúcar 
de la primera palabra 
que pronuncia un corazón 
cuando cree estar enamorado un sábado 
y el domingo
bajo la ducha 
bajo roja glicerina
bajo el éxtasis guerrero 
de gotas de agua 
que acarician azulejos,
descubre tipo 3 de la tarde que no, no lo está.

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