miércoles, 22 de mayo de 2019

pomada

Que se besen delante mío

confirma

que todo 

funciona

excelentemente bien.


Mientras los veo besarse,

la sandía que sostengo 

ya ni pesa.


Mi plan es volver llorando a casa,

dejar lágrimas que nadie me pidió 

en donde sea.


No hay que envidiar de otros

ni el resfrío curado,

ni el estofado maravilla,

ni la suerte conmovedora

de la fusión.



Llevo a casa una fruta gigante.

Perfecta.

Recaudo portazos.

Estoy sola.

Pierdo gasolina 

de mi tanque escondido.

¿Conduzco o acompaño?

Qué confusión.

  

Todo es repugnante.

Tu voz angelical.

Tu signo zodiacal. 

Una beca en el amor.

Un comprobante de poca lucha.

Los intentos.

Los inicios.

El chat de madrugada.

Chocolate en las muelas de atrás. 

Risitas a oscuras en el cine, abrazos en la cama.

Pomada, bien pomada el corazón.



Quisiera entregar

mi cuello vidriado

a que lo empañes, a tu suspiro.



No sólo eso,

quisiera entregar

mi soledad

a cambio de algo

que me dañe menos.



Cuando te conocí,

predije este poema

y su nombre: 

Pomada, bien pomada el corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario