Hoy varios de
nosotros nos vamos
a agarrar los dedos
con la propia reposera,
será en este parque
y atrás, estará bien atrás el sol.
Hay un único pato blanco en la laguna.
Parece contento, sin familia.
Atardece en mi condición humana,
también atardece en la condición del pato
flotando, en el agua, en este parque.
Mi lomo melancólico al aire libre,
a agarrar los dedos
con la propia reposera,
será en este parque
y atrás, estará bien atrás el sol.
Hay un único pato blanco en la laguna.
Parece contento, sin familia.
Atardece en mi condición humana,
también atardece en la condición del pato
flotando, en el agua, en este parque.
Mi lomo melancólico al aire libre,
de cara al cielo
rosado.
Atrapo el trayecto con la mano,
y te doy mi manera de atravesar
las letras embarradas,
porque barro es tiempo.
Rasguño la telaraña de pudor
para confiar, infinitamente,
en los Piratas del Cariño,
y si de Piratas del Cariño se trata,
ahí, en un cofre imposible de abrir,
están
todas las veces que te llamé con el pensamiento
y no me atendiste ni viniste a cenar a mi corazón.
Yo me muevo como las monedas
que son buscadas y mareadas por manos nerviosas.
Yo misma me condeno a que no me encuentren nunca
y eso no está nada bien, nada.
Soy moneda que no alcanza ni para bombón de licor.
El rescate es, de todos modos, contradictorio:
En las profundidades… también hay superficie.
Hay hundimientos que son vida,
peces con subtítulos,
deseos con traducción,
monedas que van a decir:
soy llavero, para confundir
al bolsillo más distraído.
¿Con qué tesoro no me dejaron soñar?
Vos sabés.
Sí, vos.
Que de tantos tesoros te hablé, tantos.
Por equis motivo, hay avenidas
que cambiarán de nombre,
me alegro por ellas
pero yo siempre me llamaré igual.
¿De qué color son las disculpas?
(Disculpáme
si abajo del agua
usé tus burbujas
para respirar)
¿Es digna mi espera?
¿Cuánto aguanto sin llorar?
¿Cuánto puedo sin amor?
¿De qué se trata estar tranquilo?
¿A vos también te gustan las profundidades?
¿Del 1 al 10 cuánto te molestan los sustos?
¿Cuánto te asustan las ausencias?
¿Sos vos la ausencia de alguien?
Una mierda.
¿O al revés? ¿Alguien te falta?
Una mierda.
¡Hola!
Soy yo.
¡Hola!
Soy yo y sigo buscando
que me besen despacito al despertar.
Atrapo el trayecto con la mano,
y te doy mi manera de atravesar
las letras embarradas,
porque barro es tiempo.
Rasguño la telaraña de pudor
para confiar, infinitamente,
en los Piratas del Cariño,
y si de Piratas del Cariño se trata,
ahí, en un cofre imposible de abrir,
están
todas las veces que te llamé con el pensamiento
y no me atendiste ni viniste a cenar a mi corazón.
Yo me muevo como las monedas
que son buscadas y mareadas por manos nerviosas.
Yo misma me condeno a que no me encuentren nunca
y eso no está nada bien, nada.
Soy moneda que no alcanza ni para bombón de licor.
El rescate es, de todos modos, contradictorio:
En las profundidades… también hay superficie.
Hay hundimientos que son vida,
peces con subtítulos,
deseos con traducción,
monedas que van a decir:
soy llavero, para confundir
al bolsillo más distraído.
¿Con qué tesoro no me dejaron soñar?
Vos sabés.
Sí, vos.
Que de tantos tesoros te hablé, tantos.
Por equis motivo, hay avenidas
que cambiarán de nombre,
me alegro por ellas
pero yo siempre me llamaré igual.
¿De qué color son las disculpas?
(Disculpáme
si abajo del agua
usé tus burbujas
para respirar)
¿Es digna mi espera?
¿Cuánto aguanto sin llorar?
¿Cuánto puedo sin amor?
¿De qué se trata estar tranquilo?
¿A vos también te gustan las profundidades?
¿Del 1 al 10 cuánto te molestan los sustos?
¿Cuánto te asustan las ausencias?
¿Sos vos la ausencia de alguien?
Una mierda.
¿O al revés? ¿Alguien te falta?
Una mierda.
¡Hola!
Soy yo.
¡Hola!
Soy yo y sigo buscando
que me besen despacito al despertar.
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