domingo, 11 de agosto de 2013


Por mis escándalos en público
merezco pasar la gorra
y con lo donado
comprar ingredientes
y luego darme
prisión domiciliaria
con la misión domiciliaria
de cocinar para mí sola.

Hay veces
que lo siento,
pido perdón
y lloro horas
otras veces
no sé qué es disculparme 
y no me importa 
nada.

No tener novedades
me hace bien,
no tener novedades
me hace mal.

Siempre
me llegan informaciones
que no necesito.

Hay veces
que me ponen el micrófono
y no hablo porque ya dije todo
otras veces
tengo ganas de callar a alguien
pero no encuentro
a quién.

Hay veces

que todo me sale joya
otras veces
inhibo tanto con mi cuello hermoso
que ellos se olvidan
cómo se pone un collar.

Ninguna vez

la autoridad
soy yo
y quisiera 
que eso cambie.


La vida es tan difícil
como bajar la escalera
con una taza de café
caliente para tu jefe.

Y su dificultad, 
la de la vida,
eso también quisiera
que cambie.

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