martes, 1 de mayo de 2018

Mujer cautiva de roja leche

Mujer cautiva de roja leche 
se resbala cuchillo en mano 
al mostrar 
cuán lejos la llevan
la tuercen sus implacables
patas de escape. 

Mujer cautiva de roja leche
en tiempos de rito amoroso
supuestamente triunfal
clava sus románticas pezuñas 
sobre un indiferente pectoral. 

Cuando descubre que el rito
de amoroso no tuvo nada, 
no se perdona 
el ingenuo accionar 
de sus pezuñas, 
no se perdona 
haber dado en bandeja 
su desnudez, 
su ridícula obstinación 
de termita. 

Mujer varada en el fuego 
acribilla su propio calor 
con la pregunta 
cuál es mi norte vincular 
ahora que ya renuncie 
a cariños 
apócrifos o de mísera duración. 

Mujer cautiva de roja leche
escribe carreteras 
esculpe razones
con fiereza 
como única alhaja. 

En la sobremesa de eructos, pintalabios
y atroces estrategias, 
mujer de roja leche dice a sus amigas 
vengo sorbiendo mandatos sin gusto
hace millones de sopas, 
mi corazón es como ese tipo de edificio nuevo que ahora construyen donde se filtra absolutamente todo, desde un lloriqueo de canilla hasta la mismísima breve fritura, 
debería entonces cuidarme de que lo que siento no se escuche, 
mi autonomía tendría que dejar de ser promesa, yo tendria que dejar de ser
un fósforo ni prendido ni apagado. 

Es esta noche la noche en que se me abrirán los puntos de mi costura de penas. 

Es esta noche la noche 
en que en un acto agresor 
o de mera distracción 
mi herida 
brotará

su antiguo 
ciclo de cascadas 
y oscuras conferencias.

ahora que yo soy mi propia consejera
ahora que me hablo y me cuido a mí
como nunca antes,

ni se me ocurra hacerte caso. 

2 comentarios: